sábado, 23 de febrero de 2013

MINIS



VOCACIONES

Eligió la carrera militar. Cambiaría el mundo con sus armas. Yo elegí cambiarlo con mis lápices. Los dos hemos fracasado, pero mi mundo tiene más color.

COSTUMBRES

Todos los días a las doce doña Paca echa miguitas de pan a las palomas. La limpiadora de la residencia -paciente-, espera que vacíe la bolsa y barre el salón.

PARANOIAS

El verdugo dejó su trabajo, no soportaba las miradas que le devolvía cada mañana el espejo.

Sí,  sólo piso las baldosas rojas... Por supuesto que si piso las grises moriré a los tres días. ¿Por qué me miras así?

-Estás paranoico, le dijo una vampiro a otro, la sangre azul no engorda, yo me alimento sólo de la realeza y mira que figura tengo.

IRAS

Las huellas de sus caricias se borraron de su piel, las de su ira dejaron una marca indeleble que cruza su cara.

Todos aseguran que nuestra profesora es muy tranquila, yo la observo presionar la tiza contra el encerado, contemplo la fina linea que forman sus labios apretados y sé que está luchando por disimular su ira. Conozco bien ese gesto de mamá.



domingo, 17 de febrero de 2013

DETALLES






Mi Julián es muy romántico, a menudo me regala rosas. Luis escribe y me dedica poemas. Advierto que ha llegado mi turno: me miran expectantes. Pienso en Roberto, en su animosa sonrisa, en su calidez y ternura, esas que me amarran a la esperanza y a la vida tras los estragos de mis sesiones de quimio. Miro a mis amigas con intención y sonrío. Apartan la mirada y callan.

Esta ha sido mi aportación al libro solidario "Cachitos de amor 2"

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RADIOGRAFÍA DE UN INSTANTE CUALQUIERA 
(mi aportación a la anterior convocatoria CACHITOS DE AMOR)

Me gusta contemplarte así: con la clandestinidad como aliada.
Tus manos escarban la tierra del jardín mientras tu boca tararea una canción. Apartas un mechón de pelo que cae -rebelde- sobre tu frente. Lo apartas con un gesto mil veces repetido y mil veces fascinante y nuevo, para mí. Tu feminidad aflora en ese vuelo fugaz de tus dedos a tu pelo y se queda prendida en mi embeleso.
Tus manos -rugosas y delgadas-, aún atesoran la suavidad con que todo lo han tocado; tus ojos, ahora más apagados y acuosos, cuando me sorprenden mirándote –como ahora, furtivo- se iluminan y ríen juguetones, llenándome de rubor, como el primer día que te vi.


domingo, 10 de febrero de 2013

LA BODA



Se mira en el espejo del armario. El vestido ha perdido brillo y el velo no se sujeta bien sobre su pelo suelto, pero sonríe satisfecha. Consulta el reloj. Pasan unos minutos y el timbre no ha sonado. Su pulso se acelera, la impaciencia la empuja a moverse deprisa por la habitación. Abajo en la cocina, se oyen ruidos. Su madre faena  recogiendo los cacharros del desayuno, los pasos de su hija resuenan en la planta superior. Echa un vistazo al calendario: quince de mayo, como cada año desde hace diez, en esa fecha, su hija espera. Y desespera.